domingo, 27 de febrero de 2011

Hay una oración que las Misioneras de la Caridad rezan todos los días. Es del cardenal Newman:

¡Oh Jesús! Ayúdame a esparcir tu fragancia
a donde quiera que vaya.
Inunda mi alma de tu espíritu y vida.
Penetra en mi ser y aduéñate de tal manera de mí
que mi vida sea irradiación de la tuya.
Ilumina por mi medio
y toma posesión de mí de tal manera
que cada alma con la que entre en contacto
pueda sentir tu presencia en mí.
Que no me vean a mí, sino a Ti en mí.
Permanece en mí de manera que brille con tu luz
y que mi luz pueda iluminar a los demás.
Toda mi luz vendrá de Ti, oh Jesús.
Ni siquiera el rayo más leve será mío.
Tú, por mi medio, iluminarás a los demás.
Pon en mis labios la alabanza queiluminando a otros a mi alrededor.
Que no te pregone con palabras,
sino con el ejemplo de mis actos,
con el destello visible del amor
que de Ti viene a mi corazón,
Amén.

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